miércoles, 20 de julio de 2011

Cabello rojo, ojos verdes.

“¿Cuál fue la última vez que sonreíste?” escuché de repente, mientras estaba sentada en el banco de siempre del parque de siempre. Me giré, y vi a una mujer hermosa, con cabellos rojos como la sangre y ojos verdes como la hierba.
           
            Yo, en mi afán de escepticismo, no quise contestar, y seguí escuchando mi CD de The Beatles. Pero la mujer me repitió: "¿Cuál fue la última vez que sonreíste?" y de nuevo callé, pensando que se hartaría de esperar y se marcharía. Lo cierto es que aquella no era una mujer cualquiera. Mientras las notas de "Let it be" me envolvían, pensé que realmente hacía mucho tiempo que no sonreía. Lo cierto es que no recordaba desde cuándo estaba así. Desde cuando me encontraba en ese estado. Estaba siempre seria, melancólica, las lágrimas acudían con frecuencia a mis ojos, empapando mis tristes ojos. Pero... ¿Cuáles eran las razones de mi tristeza? Realmente no había muchas. Comprendí que sin darme cuenta había dado paso a la tristeza, dejando que entrara en las vías de mis pensamientos, permitiendo que la rutina y el aburrimiento me entristecieran todavía más, convirtiéndome en una persona solitaria y encerrándome en mí misma. Tomé una decisión relámpago, y me giré para contestarle a aquella mujer. Pero cuando me volví, la mujer no se encontraba allí. Había dejado en su lugar una nota que decía: "Nunca es tarde para sonreír.”
           
            Volví a casa, pensativa, como siempre. Me senté en la cama, y sin darme cuenta, me quedé dormida. Fue la primera vez que soñé con la mujer con el cabello rojo y los ojos verdes. Pero no fue la última, ni mucho menos. Cada noche sueño con aquella hermosa mujer, y cada mañana despierto con una sonrisa, y leo aquella nota, que me da fuerzas para afrontar el día a día.

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