miércoles, 18 de abril de 2012

Pensamientos negativos.

Hoy me he levantado con el pie izquierdo. Debe de ser que es martes 13 o que el karma me las está devolviendo todas de una. Cuando me despierto nada está en su sitio, mi hermano ha entrado en la habitación en busca de algo y lo ha dejado todo revuelto. Bajo a desayunar y el café se ha acabado, alguien tenía hoy más sed de la normal. Me ducho y, cómo no, se ha acabado el gas y me quedo congelada bajo el agua. Ya he perdido todas las esperanzas de que el día me vaya bien. Llego al instituto y me parece que todos los profesores me odian y que todo el mundo trama algo cuando me mira. Mi día transcurre de forma nefasta, mientras intento encontrar la razón de este pesimismo que me ataca y me emborrona la mente. ¿Qué importa - me digo - si soy una entre millones? ¿A quién le preocupa?

 En cuanto pienso esto último me enfado aún más conmigo misma por tener este estado de ánimo. Puede que realmente el mundo no me odie, sino que hoy esté en contra del mundo. Me paso el día mirando la hora a cada minuto, como si las agujas del reloj se me clavaran cada vez más hondo. El tiempo no pasa para mí, y cada vez tengo menos ganas de intercambiar ni una palabra con nadie. Solo quiero llegar a mi casa, tumbarme en la cama y ponerme a escribir, pues siento que solo el papel me comprende plenamente. Y cuando lo hago, cuando entro en mi habitación y la pluma empieza a deslizarse rápidamente en la libreta, para expulsar todas mis malas vibraciones, siento que mi pesimismo da color a esa tinta negra, y que poco a poco va desapareciendo de mí. 

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