¡Quiero
mi pony! – grité una vez más, en medio de la cena. Me fui a la cama, enfadada,
y soñando me vi en un lugar en el que nunca antes me había encontrado. Estaba
en un callejón sin salida, con paredes de ladrillos desgastados por el tiempo y
el viento. En el callejón únicamente nos encontrábamos yo y un gato que buscaba
comida en un contenedor. Estaba hambrienta y sedienta, deprimida y congelada, y
los harapos que llevaba encima no mejoraban la situación. ¡Quiero comer! –
grité. Al momento desperté de aquella pesadilla, y me encontré en mi habitación
de color rosa. Cuando me asomé a la ventana vi en el jardín un animalito
comiendo la verde hierba. Ya no quiero mi pony - pensé.
Hola amiga, me gusta mucho el blog. El articulo esta muy bien, te animo a seguir en la misma linea.
ResponderEliminarGracias por compartirlo con los lectores,
Saludos,
Francisco M.
Me alegra que te guste, e intentaré seguir mejorando. No dejes de leer! Gracias por tu comentario.
Eliminar