¿Es normal que el fin de
ninguna película me satisfaga del todo? Cada vez estoy más convencida de que se
debe a una patología que he inventado, la "finalofobia". Lo juro,
tengo miedo a los finales. ¿No os ocurre? Cuando estoy comiendo un croissant
caliente y esponjoso, desearía que durara para siempre. Cualquiera que tenga
una relación satisfactoria, sea del tipo que sea, lo puede confirmar: desea que
nunca acabe. O, simplemente, la vida. ¿Cuantos de nosotros quisiéramos que
fuera eterna? Todos tememos a la muerte, es un hecho. Y la muerte es otro
final. Pues bien, lo mismo ocurre con
los finales de las películas. Los directores de cine también son humanos, ¿no
es cierto? Pues como humanos que son, padecen de "finalofobia". Es
así de simple. Su enfermedad les impide concebir un buen final. O los
escritores. Oh, cuántas y cuántas entrevistas a escritores hay en las que los
mismos declaran que su final no es concluyente "porque quieren que el
lector imagine su propio final". Mienten. Está bien, también es útil para
los lectores, pero lo es al mismo nivel para ellos. Necesitan que sus
personajes sean eternos, aunque solo sea en su mente. Por eso crean sagas
interminables de libros, a los que tampoco otorgan finales cerrados. Es algo
innegable, que no escapa a mi escasa visión del mundo. Y yo, como todos los
miembros de la especie humana, tengo miedo de los finales.
Lo importante es cómo se llega a ese final.
ResponderEliminarSí, está claro que en este caso el fin no justifica los medios, pero lo que quería expresar con esta entrada es que todos queremos quedarnos con los medios, sin llegar al fin.
Eliminar¡Espero haberme expresado claramente! Me resulta difícil trasmitir lo que pienso exactamente como lo pienso.
Gracias por el comentario. :)