domingo, 20 de enero de 2013


No sé qué hacer con el futuro. A lo mejor lo arrugo hasta convertirlo en una pelota y lo mando a reciclar. Así podría quedarme aquí, adolescente. Con mi acné y mi curiosidad. Se está tan bien... Como en casa. Con anhelos, amistades (in)quebrantables y novedades constantes. Es que la humanidad viviría mejor sin pensar en el mañana. Y yo… yo soy humana. ¿Y si cojo el futuro y lo meto debajo de la almohada? Sí, será mejor. Vivir por el día, profetizar por la noche.

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