Nunca fue un ser típico.
La apatía le apasiona. La indiferencia, aunque aparente es su arma más letal. Es
fría, calculadora, astuta, aunque sabe llegar al corazón de las personas, como
un rayo de sol al llegar la esperada primavera. Hace malabares con tus
vísceras, mientras tú estás ocupado observándola. Está esperando el momento idóneo
para estrujarlas. Oh, ¿no es fascinante su fuerza, su oscuridad, su lúgubre
talante? Resulta hipnótica su mirada, y sus movimientos, sus lágrimas que con
escasez afloran, solo para que recuerdes que es humana, que también siente.
Es un ser atípico, poco
común, único. Casi puedes ver la energía brotando de su siempre activa mente. ¿Sientes
la corriente eléctrica al rozar su pétrea piel? Las cenizas de las mentes que
quemó, en otra vida, impregnan su rostro, que se ve pálido, incluso en un día
soleado.
Posee todo el poder, y,
sin embargo, lo usa para su desgracia. Es así como, en la bañera caliente,
llena completamente de ella, ves teñirse el agua del rojo intenso que emana de
sus cansadas venas. Volverá, volverás a verla. Quizás, en otra vida, convierta
también tu alma en cenizas.
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